No. Jamás de los jamases.
Nuestras tartas de boda suelen ser grandes, pesadas, muchas veces de varios pisos y con montaje final en la finca.
Necesitan transporte plano, coordinación con el salón y, a veces, hasta carro para moverlas.
Por eso la entregamos y montamos siempre nosotros.

Tu cuñado puede bailar, hacer brindis y contar chistes, pero lo de la tarta lo dejamos en manos profesionales.

Depende de cómo se sirva:

Si se corta en cocina y se emplata → lo ideal es un único sabor ya que sería imposible que pregunten a cada invitado que le gustaría.

Si va en mesa dulce y se acercan a coger → podéis poner tantos sabores cómo pisos de tarta y que cada invitado elija.

En resumen: un sabor para corte, varios se se coloca en la mesa dulce.

Sí: las tartas falsas.
Podéis tener una tarta espectacular solo para la foto del corte, y luego ofrecer postres que os ofrezcan en la finca.
Así mantenéis el momento mágico del corte de la tarta (que es de los más fotografiados de la boda) sin saltaros las normas de la finca.

Pocas. Y esto es importante.
Ponemos tanto mimo en cada boda que no podemos estar en 10 sitios a la vez. Nuestro calendario se llena rápido, así que cuanto antes reservéis, antes aseguráis vuestra fecha.

Muy fácil:

- Hablamos en una llamada de 20 minutos.

- Definimos vuestra idea de tarta.

- Reservamos con un 40% de señal.

Así podéis olvidaros de este tema y tachar “tarta” de la lista de pendientes.

Tranquilos. No tenéis que elegirlo el primer día.
Lo importante es reservar vuestra fecha. Después, en las degustaciones exclusivas (que hacemos 3–4 veces al año), podéis probar los sabores más pedidos y decidir con calma.